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Desde entonces

Hace rato estaba leyendo un cuento que no agarraba desde los 11 años. Hubo partes que recordé y otras que no. Entonces encuentro el capítulo en el que la profesora les habla a sus alumnos, a través de una experiencia, el valor y la trascendencia de las palabras y la escritura. Ella les cuenta, que un día, entre los borradores de su hermano (quien aspiraba a ser escritor), descubre unas cuantas líneas.

 

"Las palabras consuelan. El escribir te abraza, te libera, te entiende y te hace entender. Te rompe y te reconstruye. Te salva. Para escribir no se necesita hablar o escuchar. Sólo se necesita sentir".

 

Posteriormente viene un poema que no me parece tan interesante. Al final la profesora dice que su hermano nunca logró ser escritor, porque se había muerto antes. El capítulo termina ahí. Entonces pienso. El hermano de la profesora dejó de escribir, por eso se mató.

 

He pensado en el suicidio más de lo que me gustaría reconocerlo y he encontrado (desde muy pequeña), un refugio en la escritura. Siempre que escribo siento que hablo conmigo misma. Releyendo lo que hago, reflexiono. Plasmar mis sentimientos en simples palabras, me da vida. Y hoy, como muchos días, estoy escribiendo. Y espero, ruego, imploro nunca dejar de hacerlo, porque entonces me estaría dejando, me estaría abandonando. Porque entonces...

Junio, 2018.

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